lunes, 24 de enero de 2011

Presentación


Este documento intenta ser un reconocimiento a todas aquellas personas llamadas ‘autor’, que, conscientes de la escasa recompensa que esta dedicación acostumbra a retornar, han dedicado su tiempo y su esfuerzo a investigar y a escribir piezas teatrales para ser aplicadas en la dinámica cotidiana de la Escuela y de los ámbitos terapéuticos, en beneficio de alumnos y usuarios y de profesores y profesionales que las quieran aprovechar. Podría agregar muchos nombres, pero indicaré aquellos que continuamente han representado para mí, una guía y una aportación de conocimientos y experiencia: Luis Matilla y Miguel Cobaleda.
El generoso estímulo recibido de María Pilar Romero del Río o José González Torices.
En ellos, personifico esta imagen de generosidad y de búsqueda, consciente de que por suerte, son bastantes más quienes aportan esta entrañable contribución.
Asimismo, personifico la tarea de investigación sobre este terreno educativo y teatral, en las personas de Isabel Tejerina Lobo, María Isabel Lozano y Berta Muñoz Cáliz

Sobre Mony Hernández, necesario es decir que nada de todo esto hubiese existido si ella no me hubiese convencido para que escribiera ‘Historia de una cereza’, la primera obra de este breve catálogo, que ella misma llevó después a escena ni tampoco hubiese existido nada, si no hubiera ocurrido que, transcurrido cierto tiempo, entreviera la adecuación de mis obras al entorno terapéutico, propiciando y dirigiendo el montaje de la mencionada obra y de ‘Jonás, Jonás’, en el Pabellón de Crónicos del Psiquiátrico de Salamanca durante los años 1.990 y 1.991.
Solo se le pueden comparar Kike Fernández, con su insistencia para que transformara en artículos las consideraciones que me surgieron a lo largo de las afables conversaciones en su casa de León y los responsables de la revista Ñaque de Ciudad Real que los publicaron.

Todo este maravilloso enigma se resuelve porque hay profesores convencidos y entusiastas. La lista sería muy larga, más larga aún: Gemma Magallón, Luisa Casas, Eugenio Escura, Alberto Morate, Josan Montull… y ahora, Sherezade Zedira.

Metidos ya en el terreno de la Terapia, Sonia Usan y Esther Henar personifican la acogida de mi trabajo en ABD como un elemento más de la atención a las drogodependencias.
Sonia es la coordinadora de talleres del CAS de Sants; propició las condiciones adecuadas para que pudiésemos llevar a término el taller sobre poesía de García Lorca en el que se basa ‘Vivencia lorquiana’, el recital que ‘Chica’, Roger y yo paseamos ahora por las escuelas.
Esther es la responsable de la Sala Baluard. Gracias a su amabilidad, he podido descender los peldaños más profundos y necesarios para tocar de pies a tierra ante el colectivo y la circunstancia que atiende. Con ella creo haber aprendido a mi edad, que, si bien el ser humano tiene los recursos para resolver casi todos los episodios de su vida, no es menos cierto que el pequeño espacio que queda entre este ‘casi’ y el ‘todo’, contiene casi toda la magnificencia y todas las miserias que inunden este mundo y que vale la pena entregarse en cuerpo y alma a trabajar por este espacio aparentemente pequeño, pero realmente inconmensurable y conmovedor.
Mª. José Leal y Montse Mir son también un recuerdo imborrable de la Sala Baluard.
Por lo que hace a los voluntarios que me han acompañado, Mª. Ángeles Herrero y Mertxe Lázaro. Su compañía y la contribución de sus conocimientos y entusiasmo han hecho, sin duda, más grato y más acertado y factible mi Taller de Teatro del CAS.
Pero hay y han habido muchas personas más.... Per supuesto, muchos maestros y los amigos, como Eugenia Navajo, Josep Mª. Font, Martín Curletto, Lin Mo, Roger Lindegren, Anna Mª. y Miquel Àngel o Matilde y Jesús o Nuri y Dídac Amat o Paco y Carmiña o Pili y José Luís o Manolo y Carmina y Amelia, hermanos, hijos y nietos y Mª. Manuela, que han permitido el debate continuo de estas ideas.
En definitiva, los trabajos incluidos en este documento están dirigidos de forma especial, al reconocimiento de la función del autor de Teatro Escolar y a proclamar la utilidad del texto teatral y, en general, de la palabra dicha por otro como herramienta educativa y de rehabilitación y reinserción en nuestra sociedad. El teatro basado en el texto es un instrumento útil y la antigua costumbre de elegir una obra del estante de la escuela o de un espacio de atención terapéutica y tomar la decisión de escenificarla con los alumnos y otros posibles participantes, asignando a esta tarea interdisciplinaria el máximo de nuestros conocimientos, sensibilidad y experiencia, en el lugar que tengamos a mano y con los medios que dispongamos, es siempre una decisión beneficiosa y extraordinariamente práctica.